Diario de Viaje desde el regreso. Día 1. Cuba 31.12.2011 / 14.01.2012

Diario de Viaje desde el regreso – Día 1

La memoria en sus recorridos posibles nos invita a la creación de nuevos mundos inventados. Sin querer inicié el diario de mi primer viaje a Cuba un día después de regresar a Buenos Aires.


Dicen que una imagen vale más que mil palabras. No siempre estoy de acuerdo con esta frase. Las 753 imágenes que tomé durante estos primeros 13 días del año 2012 me invitan a escribir algunas páginas que las acompañen para que no sean una simple carpeta en mi computadora. Integrarán este diario solamente algunas de ellas que acompañan "la edición de mis recuerdos".



Antes de sacar el pasaje de avión pensé que "ensayo fotográfico" traería de Cuba: ¿Con cámara estenopeica, con cámara analógica o digital, blanco negro o color?. Las estenopeicas quedaron para el próximo viaje, habida cuenta de la cantidad de "cosas que tendría que cargar" y que sin dudas, impedirían que disfrute "el viaje de iniciación cubana". Un amigo me pidió que "tiré el rollo blanco y negro para él". Finalmente decidí dejarme sorprender por la isla a través de mi modesta "PowerShotA530".


El diario de viaje desde el regreso de La Habana tendrá entonces una ruta con caminos de recuerdos, sabores y sonidos de luz. El cóctel de camarones será mi cena de hoy, acompañada con aquel mojito inventado en la Bodeguita del Medio en compañía del Caballero de París y yo seré, si me permiten la expresión, por un rato la Marquesa del Camarón Encantado.


Domingo por la tarde en casa, busco info sobre la comida criolla cubana. La yuca al mojo de ajo fue el plato que se llevó el premio revelación este comienzo de año 2012. La fruta bomba fue el desayuno inevitable de cada día, antes de beber el mejor café del mundo en la tacita azul de Martica. Los sueños de la vigilia poscubanos son recurrentes. El silencio en esta tarde calurosa de verano en Buenos Aires se vuelve cómplice de estas asociaciones arbitrarias que motivan este diario de viaje desde el regreso.


El vocablo señorita inicia el recorrido memorioso. Me estoy poniendo vieja y ya nadie me dirá por la calle señorita. Que sea pués esta la primera imágen que nos acompañe en el viaje a Cuba que les propongo a partir de mi modesto e improvisado diario visual.


Queridos argentinos y argentinas, si están por visitar Cuba tienen que saber que se encontrarán con unos dulces increíbles que harán temblar el recuerdo de nuestros pasteles de dulce de membrillo, el del popular Jorgito, el incomparable havanna y a nuestras medialunas de grasa o manteca, por mencionar solo algunos.



Nota: el precio es en pesos cubanos. Queda para otra oportunidad el tema de las dos economías: pesos cubanos y CUC.


Cuando recorran La Habana vieja, Miramar, el Vedado, el “all inclusive de Varadero” o cualquier rinconcito de la isla entren a cualquier lugar con “forma” de panadería. Y después me cuentan. Y por favor, dejen de añorar por unos días el dulce de leche y el mate. Abran los sentidos y después me cuentan.




“-ME VOOOY…- Jorrín, el dulcero, un negro gordito y bonachón, clonado de Bola de Nieve, te separa los eclairs, las señoritas, los capitolios, merenguitos, yemitas, o pastelillos de guayaba, de carne, de jamón o cangrejitos de queso…que cocinan las Señoritas Vildósola (damas solteronas venidas a menos) o las monjitas de La Preciosa Sangre, que cuando lleguen los días de Difuntos prepararán delicias con los huesitos de santos.” (Enrique Pineda Barnet “Aquello que me es vedado”. Texto completo en http://www.lenzayas.com/Articulos/vedado.htm).

Queda para otro oportunidad el tema de los helados y les cuento de Copelia después de mi visita al agro. Dejemos que Pinedo Barnet nos vuelva a deleitar con su remembranza del Vedado:


“Tilín tilín sonarán los heladeros, heladitos de la India como hechos en casa, en carritos o a caballo, la campana de Guarina, Hatuey, cremosos homenajes precolombinos, ya que todavía no se había extendido la cultura del ballet, ni Loipa ni Copelia. Pero cualquiera correría a cambiar una paletica, loly-pop, popcicle, coco glacé, o un barquillo de chocolate, por el puestecito de chinos de 23 y 8. ¡Esos helados de los chinos con su sabor natural inimitable!”







La frutilla del postre el mural que no pueden dejar de ver en la Terminal de Omnibus, si tienen la fortuna de visitar La Habana.




Mi pareja, nacido en Uruguay que vivió y estudió en Cuba, me fue explicando y presentando los hechos y protagonistas de la historia del país que están en el mural.




Detalle I






Detalle II




Detalle III.




Detalle del mural en el que se pueden apreciar: Título, autor, técnica y medidas



Las fotos incluidas en este apartado fueron tomadas en la terminal de ómnibus antes de llegar a la plaza de la Revolución el viernes 13 de enero de 2012, último día de mi estadía en Cuba.

Paula Guillardoy

15 de enero de 2012. 17.28 pm.

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