Acerca de la representaciòn.

Un emperador chino pidiò un dìa al primer pintor de su corte que borrara la cascada que habìa pintado al fresco en la pared del palacio porque el ruido le impedìa dormir. A nosotros, que creemos en el silencio de los frescos, la anècdota nos encanta. Y nos inquieta vagamente. Su lógica nos hiere y, sin embargo, ese encanto despierta en nosotros una sospecha adormecida: como una historia ìntima màs olvidada que perdida, aùn amenazadora. Pero muy lejana. Despuès de todo, China es el otro de Occidente. Esos insomnios no se dan entre nosotros.

Règis Debray. Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en occidente.

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