Las bailarinas de Degas


En términos generales podemos decir que el significado de cualquier imagen está condicionado históricamente por el contexto y el momento en el que aparece. Para los amantes de la fotografía esto puede parecer casi una obviedad. Sin embargo, a veces es preciso analizar algunos casos particulares que nos ayuden a la comprensión de algunas cuestiones básicas que enriquecerán nuestra visión al momento de apreciar una obra de arte.

En las clases de historia de la fotografía no puedo evitar comenzar la proyección de diapositivas con una pintura del Renacimiento. Cuando se inventó la fotografía, allá por el año 1826 la pintura era la forma de representación de lo visible por excelencia. Picasso consideraba que la fotografía había nacido justo a tiempo para liberar a la pintura. Los primeros fotógrafos heredaron de la historia del arte un bagaje cultural que no podemos desconocer. Reglas vinculadas a la perspectiva, al manejo del color, a los temas, a las nociones de composición y al manejo del plano bidimensional, entre otros.

Corría el año 1874 un grupo de jóvenes artistas rechazados de los salones oficiales franceses se reunían en el estudio del fotógrafo Felix Nadar. Nos referimos a Claude Monet, Edgar Degas, Camile Pisarro, Alfred Sisley, Berthe Morisot y Paul Cezanne, entre otros. De ese encuentro surgió una exposición que fue acogida por sus contemporáneos con curiosidad y confusión. El impresionismo debe su nombre a un crítico de la época, Louis LeRoy, que con bastante desdén descalificó la obra de aquellos creadores. ¿Por qué? Porque consideraba que las pinturas estaban "inacabadas". En aquel momento el valor de una obra de arte debía juzgarse por su "semejanza" descriptiva con los objetos naturales apoyados, no podía ser de otra manera, por los ideales renacentistas.

Recordemos que aquel grupo rechazaba el arte establecido, rompía con las convenciones al tiempo que comenzaba a transitar el camino hacia una nueva forma de concebir a la pintura. Fueron incorporando nuevas técnicas, nuevas teorías, prácticas y variedad de temas a los géneros habituales. Se trataba de pintar lo que el ojo veía más que lo que el artista sabía.

Y aquí el tema que motiva el presente escrito "las bailarinas de Degas". Los artistas sacaron sus caballetes al aire libre para observar los cambios de luz, de color que se producían a lo largo del día. Dejaron de lado los temas históricos, religiosos, alegóricos y comenzaron a representar momentos fugaces y escenas cotidianas.

Un libro que no podemos dejar de citar a esta altura es "Modos de Ver" de John Berger, en especial el capítulo dedicado al desnudo, motivo asociado en el imaginario colectivo a la apreciación de la belleza a partir del cuerpo femenino “todo puede resumirse diciendo: los hombres actúan y las mujeres aparecen. Los hombres miran a las mujeres. Las mujeres se contemplan a sí mismas mientras son miradas. Esto determina no solo la mayoría de las relaciones entre hombres y mujeres sino también la relación de las mujeres consigo mismas. El supervisor que lleva la mujer dentro de sí es masculino: la supervisada es femenina."…. Berger resume de manera magistral que la mirada de Occidente es una mirada masculina. Un sujeto dominante frente a un objeto (la mujer) destinada a simplemente “aparecer”, o si se quiere un sujeto Pasivo.

A esta altura ya comenzamos a intuir que los significados que motivaron a Degas a acercarse a las bailarinas, son bastante distintos a nuestra propia visión de una bailarina de ballet a fines del 2010. Resumiendo, vamos observando que nuestra mirada difiere bastante de la mirada de Degas.

Volvamos a la bailarinas. ¿Qué lugar ocupaban en la sociedad burguesa en que Degas las pintaba?. Las bailarinas de Degas aluden a un estereotipo de mujer que sin duda no respondía al ideal de mujer "políticamente correcta" de aquella época puritana. Recordemos que la novela "Madame Bovary" ya había escandalizado. "Estos bohemios franceses"…… La noche, Moulin Rouge ¿vamos entrando en clima?.

Ser una bailarina no era de las profesiones que la clase dominante francesa quería para sus mujeres. Y ahí estaba Degas. "Espiando", representando aquel aspecto mundano y frívolo de su tiempo (dirían algunos). … …"En varios de sus cuadros, la presencia de los amantes (hombres vestidos de negro, con sombreros de copa que asisten a los ensayos o visitan a las "chicas" después de su representación) nos recuerda la supuesta disponibilidad sexual de las bailarinas"… (Patricia Mayayo Historias de mujeres e historias del arte).

Es muy enriquecedor volver a ver las obras de Degas pensando en el público masculino contemporáneo al artista que "accedía”, “podía ver" aquellos escenarios ocultos al público, el detrás de escena de un ámbito que alimentaba sus ¿deseos prohibidos?. Pero también Degas nos muestra mujeres trabajadoras absortas en una actividad poco feliz y que les demandaba mucho esfuerzo físico.

Un mundo del espectáculo que genera imágenes ambigüas cuando las vemos hoy; con nuestras ideas. Sin dudas, el contexto y el tiempo cambian el significado de las pinturas…. Y es interesante volver a mirar las bailarinas de Degas teniendo en cuenta estas consideraciones históricas. Son múltiples las asociaciones que podríamos seguir haciendo.

Como decía mi abuela “para muestra alcanza un botón”. Dejo la puerta abierta a cada uno de ustedes, invitándolos a ver siempre de otra manera, con otros ojos, con otros filtros. A interrogar a la imagen más allá de si misma.

Hoy son obras de arte de imponderable valor estético y económico. ¿Qué ves cuando ves a las bailarinas de Degas?.


Paula Guillardoy
Diciembre de 2010.

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