Volví a visitar Bariloche 23 años después del tradicional viaje de egresados del colegio secundario. Recorrí los mismos lugares: el Centro Cívico, el Lago Nahuel Huapi, el Cerro Catedral, el Cerro Tronador, entre otros.
Esta vez sola, con mis cámaras estenopeicas y en medio de los integrantes de las excursiones que corrían de un lado al otro con sus cámaras digitales. Quienes parecía, no se detenían a contemplar nada, como si el paisaje no les importara. Lo fundamental era correr primero al lugar elegido por los guías para `hacerse la foto en Bariloche`.
Por mi parte, me alejaba del grupo, exploraba mi entorno, unos minutos después sacaba `mi latita estenopeica` de la mochila, la ubicaba en un lugar firme, obturaba y `contaba elefantes`. Los tiempos de exposición de la técnica, el estenopo y el gran angular hicieron la toma. Siete segundos a pleno sol, mientras las personas pasan y queda el resto: el cielo, la tierra y porque no, el silencio.
Paula Guillardoy
Esta vez sola, con mis cámaras estenopeicas y en medio de los integrantes de las excursiones que corrían de un lado al otro con sus cámaras digitales. Quienes parecía, no se detenían a contemplar nada, como si el paisaje no les importara. Lo fundamental era correr primero al lugar elegido por los guías para `hacerse la foto en Bariloche`.
Por mi parte, me alejaba del grupo, exploraba mi entorno, unos minutos después sacaba `mi latita estenopeica` de la mochila, la ubicaba en un lugar firme, obturaba y `contaba elefantes`. Los tiempos de exposición de la técnica, el estenopo y el gran angular hicieron la toma. Siete segundos a pleno sol, mientras las personas pasan y queda el resto: el cielo, la tierra y porque no, el silencio.
Paula Guillardoy
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